¿Por qué dejamos de hablarles en español a nuestros hijos?
- Claudia Landeros
- Jun 22
- 5 min read
Un artículo para reflexionar y compartir con las familias latinas.
En nuestras aulas, como profesores de español, vemos una y otra vez cómo muchos niños y niñas de origen hispano tienen una relación débil o fragmentada con el idioma de sus padres y abuelos. A veces lo entienden, pero no lo hablan. A veces lo hablan con vergüenza. Otras, directamente, no lo usan. Como educadores comprometidos con la enseñanza del español, también nos toca acompañar y orientar a las familias.
Por eso, este artículo está pensado no solo para leer, sino para compartir. Puedes enviarlo a padres de familia, usarlo como lectura reflexiva en una reunión escolar o incluirlo en tu boletín de aula. La idea es abrir la conversación y brindar herramientas, desde el corazón, para que el español siga vivo en nuestros hogares.
¿Por qué dejamos de hablarles en español a nuestros hijos?
Y por qué es tan importante que no lo dejemos de hacer

En muchos hogares latinos en Estados Unidos, el español se escucha cada vez menos. A veces se queda en las llamadas con los abuelos, a veces vive solo en las canciones de infancia. Otras veces se va desvaneciendo hasta quedarse en el silencio. Este fenómeno, que no es nuevo, pero que se ha vuelto más evidente con las nuevas generaciones, tiene causas profundas, y entenderlas es el primer paso para cambiar la historia. Porque, aunque es comprensible que algunas familias hayan dejado de hablar español en casa, también es urgente recuperar esa herencia, no solo por razones lingüísticas, sino por identidad, por futuro, por amor.
¿Por qué sucede esto?
1. El miedo a que “les cueste aprender el inglés”
Muchas familias piensan que hablarles en español a los niños puede dificultar su aprendizaje del inglés. Este temor ha sido alimentado durante décadas por ideas equivocadas que, aunque ya están superadas por la ciencia, siguen vivas en el imaginario colectivo. La verdad es que los niños tienen una capacidad increíble para aprender dos o más idiomas al mismo tiempo. El cerebro bilingüe no se confunde, se fortalece. Varios estudios han demostrado que los niños expuestos a dos lenguas desde temprana edad desarrollan habilidades cognitivas superiores, como mayor concentración, mejor memoria de trabajo y mayor flexibilidad mental.
Hablar español en casa no retrasa el inglés. Al contrario, les da una ventaja.
2. Las heridas que arrastramos
Muchos padres y madres latinos crecieron en contextos donde hablar español no era bien visto. Algunos fueron corregidos, ridiculizados o incluso castigados por usar su lengua materna en la escuela. Esas experiencias, aunque no siempre se mencionan, dejan huellas.
Cuando uno ha vivido vergüenza o rechazo por hablar español, es natural que, al convertirse en padre o madre, piense que proteger a sus hijos significa evitarles ese dolor. Pero hoy las cosas están cambiando. La diversidad cultural es cada vez más valorada, y el español ya no es símbolo de “atraso”, sino de riqueza cultural y profesional.
3. El peso de la vida diaria
La vida en Estados Unidos es rápida, demandante, a veces solitaria. Las familias latinas enfrentan largas jornadas de trabajo, estrés económico y poco tiempo para convivir. En ese ritmo, mantener el español activo requiere un esfuerzo extra. Además, los niños pasan muchas horas expuestos al inglés: en la escuela, en la televisión, con sus amigos. Y cuando regresan a casa, es más fácil seguir en inglés que insistir con el español. Poco a poco, se va perdiendo sin darnos cuenta.
¿Qué se pierde cuando se pierde el idioma?
Hablar español no es solo una habilidad lingüística, es una forma de ver el mundo. Cada idioma encierra formas distintas de nombrar lo que sentimos, de contar historias, de entender la vida. Cuando un niño no aprende el idioma de su familia, también pierde:
La conexión con los abuelos, que muchas veces no hablan inglés.
El acceso directo a la cultura, a la música, a las tradiciones, a la historia de su comunidad.
Una parte de su identidad, esa que le dice: “Tú vienes de aquí, esto también eres tú”.
Y cuando no pueden hablar con su familia en su propio idioma, esa distancia puede convertirse con los años en un vacío emocional difícil de llenar.
¿Qué se gana al hablarles en español?

Transmitir el español desde que los hijos son pequeños es regalarles:
Una herramienta para el futuro. En un mundo cada vez más global, hablar dos o más idiomas es una ventaja profesional enorme.
Mayor desarrollo mental. Los niños bilingües suelen tener mejor atención, mayor capacidad de resolver problemas y más creatividad.
Un sentido de pertenencia. Saber de dónde vienen, sentirse orgullosos de su cultura, poder decir “soy parte de los dos mundos”.
Además, no se trata solo del idioma en sí, sino del vínculo emocional que se crea al compartirlo. Hablar español con tu hijo es también decirle: “Esto es lo que somos. Esto también te pertenece”.
¿Y si me siento inseguro con mi español?
Muchos padres dicen: “Es que mi español no es perfecto”, “Lo tengo muy mezclado con inglés”, “No quiero enseñarle mal a mi hijo”. Pero aquí lo más importante no es hablar con gramática perfecta, sino hablar con el corazón. No tienes que ser maestro o maestra para transmitir el idioma. Lo importante es usarlo con cariño, con intención, con orgullo. Los niños no necesitan una clase formal, necesitan escucharte a ti.
Incluso si solo puedes usar algunas frases, canciones o cuentos, eso ya es valioso. Cada palabra cuenta. Cada esfuerzo suma. Y siempre se puede aprender junto a ellos.
Consejos prácticos para mantener el español en casa
Háblales en español desde pequeños, aunque al principio respondan en inglés.
Lee cuentos en español. Haz de la lectura un momento de cariño y conexión.
Canta canciones tradicionales, aunque solo recuerdes el coro.
Ve películas o caricaturas en español.
Haz rutinas en español: “Vamos a lavar las manos”, “Es hora de cenar”.
No te frustres si mezclan los idiomas. Es parte del proceso bilingüe.
Involucra a los abuelos o familiares que hablen español.
Busca clases o talleres en español para reforzar en un entorno social.
Nunca es tarde… pero cuanto antes, mejor
El mejor momento para hablarles en español a nuestros hijos es desde el primer día. Desde que son bebés, incluso antes de que digan su primera palabra, ya están escuchando, absorbiendo sonidos, entonaciones y melodías. Cuando el español está presente desde el comienzo, se convierte en algo natural para ellos. Pero si tus hijos ya son más grandes y crees que “ya es tarde”, respira. Nunca es tarde para reconectar con una lengua que también es parte de su historia.
Sí, tal vez será un camino diferente. Quizás te digan que no entienden o que se sienten raros. Pero eso no significa que no te estén escuchando. Al contrario, cada palabra en español que les digas es una semilla. Y, con el tiempo, esa semilla florece. Puedes empezar por lo sencillo: frases cotidianas, cuentos antes de dormir, recuerdos de tu infancia. Hazlo sin presión. Lo importante es que no se desconecten del idioma, que no lo vean como algo ajeno, que lo sientan suyo. Y tú tampoco tienes que hacerlo perfecto. Tu voz, tu historia y tu amor son suficientes.
Hablarles en español es un acto de amor
Esto no se trata solamente de un idioma. Se trata de darles un lugar al que puedan pertenecer. Se trata de decirles: “Tú vienes de una historia hermosa, y no quiero que la pierdas”. Cuando les hablamos en español, no solo compartimos palabras. Compartimos recuerdos, aromas, canciones, silencios y afectos que nos marcaron. Construimos puentes entre generaciones. Les damos la llave para entender quiénes somos y por qué estamos aquí. Porque, cuando un niño entiende de dónde viene, es más libre para elegir hacia dónde va.Y, cuando se siente conectado con su cultura, camina por el mundo con más fuerza.
Para reflexionar en clase o compartir con las familias
Este artículo puede ser una herramienta poderosa para talleres familiares, clases de lengua de herencia o como parte de una unidad sobre identidad cultural. Si trabajas con comunidades latinas, no subestimes el poder de una conversación honesta y cálida sobre este tema.
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